En 1968, Víctor Jara era un
reconocido director de teatro. La música adquiría un peso cada vez mayor en su
vida, pero aún faltaban dos años para que se convirtiera en su principal ocupación.
En ese momento integraba el equipo estable de directores del ITUCH (Instituto
de Teatro de la
Universidad de Chile), durante el último trienio había ejercido
de profesor de actuación en esa misma Universidad y había recorrido América,
desde California a Buenos Aires, representando varias obras. Gracias a esa
labor, el British Council le invitó a pasar la primera mitad del año en
Inglaterra, para que estudiase la metodología de prestigiosas compañías y asistiera
a sus ensayos. Una de ellas era la Royal Shakespeare Company, de Stratford-Upon-Avon,
la localidad natal del gran dramaturgo inglés. Allí participó en un homenaje a
su memoria y recibió una carta donde le informaban de que su hija Amanda
padecía diabetes.
Víctor Jara en el homenaje por el aniversario de Shakespeare, en Stratford-Upon-Avon. |
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