Escuchar el Moldava, de
Smetana. Compararlo con lo que aquí, en Zaragoza, se ha dedicado al Ebro - al
menos con lo que ha trascendido a un público amplio - las coplas dedicadas a la Virgen del Pilar en las que
el río es mero atrezzo, corista en lugar de corifeo. Comprender entonces por
qué, cuando atravieso algún puente del aragonés, me viene a la cabeza la
melodía inspirada por el checo. Comprender también por qué uno es sinónimo de
universalidad, siendo parte de una obra de tinte nacionalista titulada “Mi
patria”, y al otro se le asimila con el cachirulo y el “chufla, chufla, que
como no te apartes tú…”.
Ampliar la reflexión y que
alcance al concepto de baturro. Me fastidia que se identifique aragonés con
baturro, una figura potenciada – por no decir inventada - por la burguesía como
un término despectivo hacia el de abajo, fundamentalmente el de ámbito rural.
Cuando leí los cuentos baturros y similares sentí lo mismo que ante un texto de
Jovellanos, describiendo una romería popular y su fiesta consiguiente, sobre el
que nos pidieron la opinión en una clase de Literatura. Allí dije que, a la
vista de lo escrito, deducía que Jovellanos nunca había asistido a una fiesta
popular. O, al menos, nunca la había vivido desde dentro. Podría haber
ido como espectador, pero sin integrarse – ni ser integrado – del todo. Más o
menos, como el jefe de la empresa en una cena de curritos. En los cuentos
baturros daba la impresión de que su autor, aunque hubiese observado al estrato
social que describía – nunca como un miembro integrado -, no había ahondado más
allá de la apariencia, exagerando el rusticismo hasta el ridículo. Una
exageración ridiculizante que, si no me falla la memoria, no alcanzaba a otros
estamentos. Más o menos lo que prosiguió, décadas después, Paco Martínez Soria
en sus películas.
Tuve que leer Camino de sirga
y penetrar en el universo de Moncada para desternillarme con la socarronería de
los aragoneses, descrita desde dentro, y sentir al Ebro restituido en el
papel protagonista que merece. Tal vez no sea casualidad que esa restitución se
ambiente en el lugar donde sus aguas se despiden de Aragón.
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