miércoles, 24 de noviembre de 2021

Azul.

Los días azules son iguales en todas partes, pero el mismo azul no se repite en ningún sitio. El mío es este – que la cámara no capta con el matiz exacto - y va acompañado de un sol que calienta lo justo para ahuyentar el frío sin empañar la transparencia del aire. El sol machadiano de la infancia, sí, pero también el de la juventud o la madurez en los mediodías de otoño o invierno. Un azul – la persecución de ese azul – que siempre ha iluminado algún rincón de las casas donde he vivido: paredes de habitaciones, ropas, objetos donde fijar la vista a la búsqueda, a través suyo, de esos momentos que me relajan y activan al unísono cuando me abstraigo en un cielo como el de hoy; que obran un vuelco en mi percepción del tiempo como le sucedía, con la música, al trasunto de Bird en el cuento de Cortázar.



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